Oliva

Oliva, al sureste de la provincia de Valencia y limitando con Alicante, cuenta con 30.000 habitantes. Su variada geografía física con montañas, llanuras y costa, dan lugar a un paisaje rico y exuberante digno de admirar tanto por los turistas como por los habitantes. Así, Oliva es uno de los municipios más bellos de la Comunidad Valenciana por lo que nosotros lo tenemos como uno de nuestros favoritos para visitar lugares con encanto en España.

Visitar Oliva

Recordad que Oliva es el segundo municipio más grande de la comarca de la Safor, por lo que verla toda en un día es imposible. Si aún así disponéis de poco tiempo, desde DeMediterràning os proponemos un plan perfecto para no perderos los imprescindibles de Oliva.

Si vais en verano, por la mañana pronto tenéis que ir a la playa. Veréis que sus casi 10 km de costa son espectaculares: arena fina y dorada, aguas azules, poco profundas y muy limpias, muchos servicios para el bañista y un paisaje envidiable con las dunas naturales que las rodean. Después de daros el último chapuzón, acabad de secaros en cualquiera de los chiringuitos de Oliva: son un reclamo para todo el mundo porque la gracia es que no se limitan a servir bebidas sino que la mayoría ofrece actividades náuticas, deportivas y culturales que sin duda son un valor añadido a la hora de hacer turismo en Oliva.

Ya con las fuerzas renovadas, id a dar un paseo por el centro histórico de Oliva. No os preocupéis si no hay tiempo de entrar a todos los monumentos. Siempre va bien dejarse algo por visitar para poder volver. Dad un paseo tranquilamente por el casco antiguo hasta subir al barrio morisco del arrabal. La ciudad conserva en perfecto estado la villa medieval así que es un must para visitar Oliva. Atravesando el Portal de la Virgen, conocido como el Portalet, os habéis de adentrar en la Vila condal y pasear entre sus iglesias (en especial Santa María la Mayor), las casas señoriales de la calle Tamarit, los antiguos portales y torres de Oliva y entrad a alguno de los museos de Oliva.

En este punto, nosotros os recomendamos que paréis a comer. Al fin y al cabo estáis de vacaciones. Sentaros en un buen restaurante en el centro y dejaros seducir por los sabores de la gastronomía típica de Oliva. Si sois tradicionales, pedid un arroz pero si os gusta probar los auténticos platos autóctonos, no os perdáis las “pebreres farcides”, unos exquisitos pimientos rellenos de atún y arroz entre otros ingredientes, los figatells (una suerte de croquetas de cerdo) y por supuesto las gambas con acelgas, una auténtica delicia para los paladares más exigentes.

Después de esto, nosotros os diríamos que toméis el café en el antiguo barrio morisco del arrabal que conserva sus típicas calles. Aprovechad para visitar joyas arquitectónicas de Oliva como el Castillo de Santa Ana, la capilla del Cristo y su transagrario o el antiguo cementerio mudéjar. Pero sobre todo, pasead tranquilamente y disfrutad de las muchas muestras de mudéjar morisco que están diseminadas por todo el barrio.

Tras esto, poco queda ya: volved a bajar a los chiringuitos de la playa para despedir el día con buena música, buscad otro restaurante y después descansad en una buena cama en alguno de los hoteles de Oliva. Os lo merecéis.

Y si disponéis de más días para visitar Oliva o vais en invierno y el plan playero os pincha, no os perdáis el Parque Natural de Marjal de Pego y el manantial de la Font Salada, un gusto para los amantes de la naturaleza que buscan algo auténtico y tranquilo sin irse demasiado lejos.