Ibiza
Historia de Ibiza
Ibiza (en catalán y oficialmente Eivissa) es una isla situada en el mar Mediterráneo y que forma junto a las de Mallorca, Menorca y Formentera y varios islotes de menor tamaño como Cabrera, el archipiélago y de las Islas Baleares. Es la tercera isla en extensión por detrás de Mallorca y Menorca, pero la segunda en población con casi 141 mil habitantes. La más poblada es Mallorca, donde se encuentra la capital del archipiélago; Palma de Mallorca.
Ibiza tiene gran fama en todo el mundo por la belleza de sus calas y playas y la calidad de sus aguas, así como por las fiestas y discotecas, que atraen a numerosos turistas. Entre los clubs más famosos se encuentran Space, Pachá, Privilege Ibiza, Amnesia, Café del Mar, Es Paradís Terrenal o Ushuaïa Ibiza.
Desde Ibiza, también conocida como la Isla Blanca, se puede tomar el único ferri regular que hace la ruta Ibiza-Formentera para poder visitar el último paraíso del Mediterráneo. Sus arenas blancas y aguas cristalinas hacen que esta pequeña isla balear sea deseo de todos aquellos amantes de la naturaleza, el sol, la tranquilidad y las playas paradisíacas. Esos sí, mucho cuidado con lo que se hace en Formentera ya que la isla está totalmente protegida por ser un enclave único en el Mediterráneo.
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Ibiza y las primeras civilizaciones
Se han encontrado yacimientos datados en la Edad de Bronce, tanto en la isla de Ibiza como en la pequeña Formentera que prueban su población desde el 2000 al 1600 a.C.
La isla de Ibiza conserva restos arqueológicos fenicios, de quienes se cree que proviene su nombre, y púnicos, pues fue un enclave comercial relevante dentro de la cultura náutica de este pueblo. Aproximadamente a mitad del siglo VII a.C. se funda el primer asentamiento estable en la isla, el yacimiento de Sa Caleta, que se ocupará hasta finales del mismo siglo, cuando será abandonado.
Aproximadamente en la misma época se comienza a urbanizar la ciudad de Ibiza, en la misma ubicación que en la actualidad. También sobre la misma época, la isla quedará dentro de la órbita de las polis cananeas de Oriente Medio hasta su conquista por los asirios y de los cartagineses después, hasta que la conquistarán los romanos en el año 146 a.C.
En la época romana, Ibiza también es conocida como «Insula Augusta» en continuidad a su nombre sagrado fenicio de Isla de Bes. No tarda en recibir el estatus de municipio romano, lo cual le confiere mayores derechos. Esto, sin embargo, no pude frenar la lenta decadencia. Tras la elección de Tarraco (actual Tarragona) como capital de la provincia de la Tarraconesis, el tráfico marítimo cambia y empieza a tomar unas rutas más cercanas a la recién conquistada Mallorca.
En cuanto al topónimo, ʾībošim fue el nombre que le dieron los fenicios, y Ebusus su adaptación al latín, que finalmente acabaría siendo Eivissa en catalán. Junto a Formentera, se las conoce como las islas Pitiusas, debido a la abundante presencia de pinos de tres clases diferentes. Mientras en las islas mayores habitaban tribus menos desarrolladas culturalmente y con tradiciones bárbaras a los ojos de la cultura helenística, en las Pitiusas vivían gentes de tradición semita, descendientes de emigrantes de Oriente Medio, Qart Hadasht o las polis semitas del sur de la Península Ibérica. La razón para poner este nombre a las islas sólo pudo ser la de no llamarlas «islas de los cananeos», ya que en realidad, pinos también hay en Mallorca y en Menorca.
Tras las ocupaciones vándala y bizantina (siglos VI – VIII), las islas Baleares, entre ellas Ibiza, cayeron en una etapa de anarquía.
La Ibiza musulmana y la reconquista cristiana
Los árabes tomaron posesión de Ibiza en el 902 y se asentaron en la ciudad que hoy pervive como capital, la parte antigua de la cual recibe el nombre de Dalt Vila (villa alta). Llegan a la isla nuevos colonos bereberes que se suman a la población local que se convierte en su mayoría al Islam.
Jaime I de Aragón una vez conquistada la isla, concedió la reconquista de las islas Pitiusas, pertenecientes en ese momento a la Taifa de Denia, al arzobispo electo de Tarragona, Guillem de Montgrí, que se asoció con el conde del Rosellón, Nunó Sanç, y con el infante Pedro de Portugal para el empeño. Las tropas de la Corona de Aragón ocuparon el castillo de Ibiza el 8 de agosto de 1235. La población autóctona musulmana fue entonces deportada masivamente, tal como pasó en Mallorca y el Levante y se trajeron pobladores cristianos desde Gerona, concretamente desde lo que hoy se conoce como la Costa Brava. Ibiza fue incorporada al recién fundado Reino de Mallorca, dentro de la Corona de Aragón. El Reino de Mallorca no tendría cortes, por lo que el rey de Mallorca tendría que acudir a las de Aragón para prestar vasallaje al rey.
Ibiza durante la Edad Moderna
En esta época, Ibiza es una isla con una economía pobre y con pocas aspiraciones. Sin embargo, varios sucesos afectaron de forma importante la historia ibicenca en estos siglos.
Durante casi toda la Edad Moderna, al igual que el resto del Mediterráneo Occidental, Ibiza sufrió constantes ataques de la piratería berberisca, animada también por el Imperio Otomano. Las numerosas incursiones de piratas marcaron profundamente a la población, tanto a nivel cultural como material, cosa que sucedería en todos los territorios mediterráneos de la Corona de Aragón. Así, numerosas construcciones tradicionales ibicencas (iglesias, casas, mansiones…) poseen refugios o escondites para evitar a posibles incursores. Dichos ataques, fueron también la causa del despoblamiento de Formentera en todo este periodo. Igualmente, se realizaron numerosas construcciones defensivas destinadas a proteger las costas ibicencas. Destacan los numerosos torreones defensivos en todo el contorno costero y las grandes murallas que rodean Dalt Vila. Tanto los torreones como la muralla, fueron patrocinados por la monarquía hispana de cara a favorecer la defensa de la isla dentro de los intereses del rey en el dominio del Mediterráneo. En concreto, la muralla debe mucho a la actuación de Felipe II.
Al igual que el resto de la Corona de Aragón, durante la Guerra de Sucesión Española, Ibiza se declaró partidaria del archiduque Carlos de Austria, entrando en guerra con los partidarios de los Borbones con el futuro rey Felipe V al frente, y fue de las últimas zonas de la Corona de Aragón en caer bajo su dominio. Tras la guerra, por los Decretos de Nueva Planta se abolieron las instituciones organizativas tradicionales de la isla, viéndose sustituidas por organizaciones siguiendo el modelo castellano, y la lengua, prohibiendo el catalán e imponiendo así la lengua de Castilla. La Universidad (Universitat, órgano de gobierno insular de Ibiza y Formentera), fue convertida en un ayuntamiento al estilo castellano y se dividió la isla en 18 municipios frente a los cuatro cuartones (quartons) tradicionales. Sin embargo, la dispersión de la población y la ineficacia de los municipios, llevó a que se volvieran a implantar los cuartones, que coinciden con la división municipal actual de la isla.
En 1782, Carlos III otorga a la actual ciudad de Ibiza el título de ciudad y constituye un obispado en la ciudad. Esto separa a Ibiza de la diócesis de Tarragona, a la que estaba adscrita desde la Edad Media.
Ibiza durante la Edad Contemporanea
A lo largo del siglo XIX, Ibiza experimentó un cierto crecimiento demográfico que provocó importantes tensiones dada la pobreza de la isla. Esto desarrolla cierta emigración hacia Cuba y Argel.
Tras casi dos siglos de la pérdida de sus instituciones y de proceso de castellanización de la isla, la “Renaixença” catalana dio un impulso también a las Baleares para impulsar la recuperación de su identidad propia. Y de hecho fue el religioso mallorquín Antoni Maria Alcover quien a principios del siglo XX empieza con la creación de su ambicioso diccionario catalán-valenciano-balear. Alcover, con la ayuda de Francesc de Borja, se recorrió todos los territorios de esta habla para crear un diccionario que recogiera todos los significados y dialectología en esta lengua latina.
Al estallar la Guerra Civil Española en julio de 1936, Ibiza cae bajo el control del ejército franquista. Sin embargo, es tomada en agosto por una columna republicana procedente de Barcelona, durante el llamado desembarco de Mallorca, para volver a cambiar de manos de nuevo en septiembre, quedando definitivamente en la zona franquista. Se trunca así todo lo avanzado en cuanto a la recuperación de la identidad cultural y lingüísitca de las Islas Baleares, además de entrar de lleno en una época de autoritarismo durante casi 40 años de Franquismo.
Una vez muerto el dictador Francisco Franco, se produjo en España lo que se conoce como “la transición española” con la intención de modernizar el país y convertirlo en una democracia. Para las Islas Baleares esto supuso poder volver a tener autogobierno. Constituida ahora en forma de Comunidad Autónoma dentro del Reino de España, Baleares cuenta con un Estatuto de Autonomía donde se reconoce su lengua y su cultura propia. Para unos justo, para otros insuficiente, y para los demás, más que suficiente, la realidad es que aun no teniendo las cuotas de gobierno que el Reino de Mallorca mantuvo antaño, el Estatuto otorga a Baleares la gestión del archipiélago y tiene capacidad de regulación de muchas leyes que atañen al conjunto insular. La capital, llamada en otras épocas Ciutat de Mallorca, es ahora Palma de Mallorca, situada como su nombre indica, en la mayor de las islas, Mallorca.
Ibiza ha mantenido siempre una fama de lugar de potencial místico. Fue un punto de referencia en los años 60 y 70 para la cultura hippie y aún quedan vestigios de esa época de paz y amor y sexo libre.
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